top of page

El viento de Paraguaná, es mi soplo del infierno, que quema el rostro de los árboles, que evapora, afila, que siembra en el alma partículas cortantes de sol, que tuerce la luz hace que la piel del aire se resquebraje y se retracte; y, sin embargo, cuando pasa a tu lado es un tierno cachorro que lame tus manos, una ovejita que baila en tus suspiros, una caricia que se desmaya en la playa.

Hugo Fernández  Oviol

bottom of page